Vas sumando años y con ellos se acerca el riesgo de padecer los populares y malqueridos sofocos de la menopausia. Seguramente, habrás oído hablar mucho sobre ellos, pero ¿qué sabes realmente sobre ellos? ¿Cómo afectan a las mujeres y qué posibilidades hay de mitigar sus efectos? Vamos a intentar arrojar un poco de luz sobre este asunto.
¿Qué son los sofocos de la menopausia?
Los sofocos son uno de los síntomas más comunes en el final de la etapa fértil de la mujer. Se podrían definir como una sensación de ansiedad y calor corporal repentino e intenso que provoca un enrojecimiento brusco de la piel, especialmente en el rostro, el cuello y la zona alta del tórax. En muchas ocasiones, este proceso termina en una sudoración profusa, principalmente en la parte superior del cuerpo. Es frecuente que, debido a la pérdida de temperatura corporal provocada por el sofoco, la mujer experimente escalofríos o sensación de frío tras el episodio. También es común notar una aceleración de los latidos del corazón.
Como es lógico imaginar, esta sintomatología provoca importantes sensaciones de malestar.
Los primeros sofocos pueden aparecer a partir de los 40 años, cuando la mujer aún tiene ciclos menstruales regulares pero se va acercando a la menopausia. Se calcula que entre un 15% y un 50% de las mujeres a partir de los 40 los padecen. Este porcentaje se incrementa una vez se abanadona la edad fértil, llegando a ser hasta el 85% de mujeres las que los sufren.
Su duración es variable, y podría extenderse desde unos pocos segundos hasta varios minutos. En raras ocasiones dura más de este tiempo. Aparecen indistintamente tanto por el día como durante la noche; sin embargo, los sofocos nocturnos de la menopausia son más molestos, ya que pueden agravar los problemas de insomnio y trastornos del sueño, frecuentes también durante esta etapa. Además, si se repiten con frecuencia, pueden derivar en dolencias más graves, como fatiga, irritabilidad, ansiedad o incluso pérdidas de memoria.
La frecuencia de los sofocos de la menopausia varía en función de cada mujer; mientras que algunas los sufren una vez al mes, las hay que los tienen varias veces al día. Pero no te alarmes, la mayoría de mujeres los padecen esporádicamente y de forma moderada, y van disminuyendo progresivamente a lo largo del tiempo. Algunas, incluso, apenas los sufren. Los cálculos hablan de que suelen prolongarse una media de entre uno y tres años, aunque hay casos en los que se alargan varios años y, en ocasiones, podrían llegar a cronificarse. Otro dato interesante es que las mujeres que comienzan antes con los síntomas suelen tener los sofocos durante más tiempo que aquellas en las que se manifiestan de forma más tardía.
Los sofocos de la menopausia y sus causas
La menopausia trae aparejados cambios en el cuerpo femenino que dan lugar a distintos síntomas, los cuales pueden alterar la calidad de vida de la mujer. A nivel biológico, el más importante es la disminución en la producción de las hormonas femeninas: el estrógeno y la progesterona. Son precisamente la bajada del nivel de hormonas y la falta de ovulación las que provocan el temido síndrome del climaterio, una de las causas mas comunes de la menopausia. Los sofocos que sufras van a estar condicionados por diferentes factores, que afectarán a su duración, su frecuencia y su prolongación en el tiempo; incluso a su intensidad. Estos condicionantes son:
- El índice de masa corporal. El exceso de grasa no favorece a las mujeres que sufren sofocos.
- La herencia genética.
- El estrés.
- El sedentarismo y la falta de ejercicio físico.
- La alimentación, especialmente la ingesta de alcohol, café o comidas muy especiadas o calientes.
- El hábito del tabaco.
- Los ambientes húmedos y calurosos.
- Los espacios cerrados.
Remedios para los sofocos de la menopausia
Cuando los sufres, es importante que estés informada de los cambios que se producen en tu cuerpo para así poder tomar las mejores decisiones que te ayuden a sentirte mejor.
Toma nota de estos consejos que te ayudarán a mejorar notablemente tu calidad de vida y podrán actuar como remedios contra los sofocos:
- Presta atención a tu dieta. Como te comentábamos antes, las comidas muy especiadas, picantes y calientes pueden empeorar tus sofocos. Asimismo, la cafeína y el alcohol son potenciadores que pueden incrementar su frecuencia e incluso su intensidad. Intenta evitarlos siempre que puedas. Incluye más vegetales en tu dieta y reduce el consume de carnes rojas.
- Haz ejercicio de forma frecuente. Es muy importante que mantengas un ritmo de vida dinámico. Busca alguna actividad que te guste y que te permita mejorar tu forma física. Zumba, steps, senderismo, bicicleta… ¡Hay multitud de opciones!
- No fumes. El tabaco puede incrementar tus sofocos y además es desencadenante de muchas otras enfermedades.
- Evita el estrés. Muchas mujeres recurren durante la menopausia a distintas técnicas de meditación. Las técnicas de respiración lenta y profunda pueden ayudarte a mitigarlos y otras reportarte otras ventajas como el alivio de las alteraciones del sueño.
- Descansa. El descanso es una parte muy importante de tu bienestar. Tu organismo tendrá más energía y tu estado de ánimo mejorará, aliviando los efectos de los sofocos.
- Mantén un entorno fresco. Ventila las habitaciones y baja la temperatura de la estancia. Fija el termostato en unos 18ºC y bebe agua con frecuencia.
- Viste fibras naturales. Elige prendas de algodón o lino. Utiliza varias capas para poder ir desprendiéndote de ellas cuando sientas calor.
Y, por supuesto, ¡mímate! ¡Los sofocos de la menopausia no podrán contigo!