Cuida tu piel de la exposición solar y los daños que guarda en su memoria
Seguro que ya has escuchado esta expresión tan estrechamente relacionada con la exposición solar. La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y uno de los más sensibles. Además, una de sus características es su enorme memoria y por eso cuidarla a lo largo de toda nuestra vida es fundamental para evitar enfermedades como el cáncer de piel.
Cuando nos exponemos al sol estamos poniendo en marcha algunos biorritmos y ciclos vitales que son innegables para el funcionamiento de nuestro cuerpo, por eso es tan importante tener claro que el sol no es nuestro enemigo, pero sí debemos protegernos de una incorrecta exposición. Por lo general, se recomienda un mínimo de 10 minutos de sol al día, que se debe recibir en alguna parte del cuerpo que esté descubierta como pueden ser las piernas, la cara o los brazos.
Sin embargo, la exposición al sol debe ser controlada por filtros como la protección solar para evitar afecciones en nuestro organismo como las que te indicamos a continuación.
Evitar la exposición solar para evitar el cáncer de piel
Cuando nuestra piel recibe los rayos del sol adquiere una tonalidad más intensa: se pone morena. Aumentar la producción de melanina es su forma de defenderse frente a la incidencia de los rayos ultravioleta para evitar quemaduras. Este proceso se repite cientos, miles de veces a lo largo de nuestra vida y lo que no solemos recordar es que la piel tiene memoria.
Tener malos hábitos a la hora de tomar el sol favorece la aparición de cáncer de piel a lo largo de la vida. Poco importa que pases años sin tomar el sol, puesto que una quemadura en la infancia o en la juventud puede pasar factura muchos años después. Las células de tu piel van acumulando daños y comienzan a cambiar o a estropearse hasta que se convierten en células malignas. Es por ello que las personas de edad avanzada pueden sufrir cáncer de piel aunque lleven muchos años sin someterse a exposición solar intensa.
Pero ir a la playa o a la piscina sin la protección solar adecuada no son la única manera de dañar la piel. Hábitos como tomar los conocidos rayos UVA son todavía más dañinos para el ADN de las células cutáneas, ya que en tan solo 10 minutos reciben la misma cantidad de rayos que en 2 horas en condiciones normales. En estos casos, las células tienen que reaccionar mucho más rápido para combatir el daño que ejercen los rayos, y por tanto “se agotan”. Además, tener malos hábitos de limpieza facial, la contaminación o la mala alimentación son factores que, aunque no produzcan cáncer de piel, vuelven la piel más sensible y la dejan indefensa frente a la exposición solar.
¿Soy una persona propensa al cáncer de piel?
Hacer un uso indebido del sol es el principal factor para el cáncer de piel, y todas las personas que lo hagan en mayor o menor medida corren el riesgo de que sus células se dañen y den pie a esta enfermedad. Además, si cumples con alguno de estos perfiles, debes prestar todavía más atención a la exposición solar a través de hábitos de protección solar:
- Si tienes piel, pecosa o con tendencia a quemarse bajo el sol.
- Si tienes los ojos verdes, azules o claros, y si tienes el pelo rubio o rojo.
- Si tienes antecedentes de cáncer de piel en tu familia, especialmente melanoma.
- Si pasas muchas horas con la piel expuesta al sol, ya sea natural o artificialmente.
- Si tienes antecedentes de quemaduras fuertes por el sol en la infancia o en la adolescencia.
- Si tienes muchos lunares y si estos son irregulares o grandes.
- Si padeces alguna alteración del sistema inmunológico.
Cómo prevenir los daños causados por el sol
¡No todo son malas noticias! Lo principal para evitar todo lo anterior es la prevención, y es que cerca del 75% de los casos de cáncer de piel podrían prevenirse. Para ello hay que adoptar medidas desde la infancia, aunque todavía estás a tiempo de evitar estas afecciones si adquieres los hábitos adecuados.
Seguro que lo primero que se te viene a la mente, y con razón, es utilizar protector solar en todo el cuerpo. Una correcta protección solar facial y corporal es imprescindible para mitigar el daño de los rayos ultravioleta sobre nuestra piel. Su uso debe ser diario y debe intensificarse cuando realicemos actividades al aire libre y en el agua.
Pero además, para protegernos de la exposición solar es importante que nos acostumbremos a proteger la piel con ropa adecuada para cada ocasión, la cabeza con sombreros en caso de que el sol sea muy intenso, y los ojos con gafas de sol.
Después de periodos de exposición conviene aplicar crema hidratante y beber abundante agua, ya que los niveles hídricos internos también repercuten sobre la salud de la piel.