La industria de la cosmética se reinventa constantemente para buscar la mejor forma de combatir el envejecimiento. Si bien hace años se generalizó el uso de la crema hidratante como un básico para el cuidado de la piel, hace un tiempo le ganó terreno el famoso serum facial, con una mayor capacidad de absorción y de concentración de activos.
No obstante, en su afán de renovación, el mundo de la cosmética ha introducido en el consumo doméstico las ampollas faciales Estas tienen una fórmula de activos aún más concentrada y potente y garantizan la estabilidad de los mismos porque impiden que estos entren en contacto con la luz y el oxígeno, factores que provocan su degradación y oxidación.
Este producto de belleza se presenta en formato monodosis en un pequeño bote de cristal oscuro con la cantidad necesaria para aplicar la concentración de activos sobre la piel cada día, evitando su desperdicio y asegurando la conservación de las propiedades activas en todo momento.
Si hay un producto exitoso dentro de esta categoría esas son las ampollas de vitamina C. El ácido ascórbico es muy inestable y cuando entra en contacto con el aire y la luz, se oxida y pierde sus propiedades. Por eso, las ampollas de vitamina C son el producto perfecto para aprovechar todos los beneficios de este nutriente en los tratamientos antiedad.