La exposición a la radiación solar hoy se presenta como uno el factor que mayor impacto tiene en la salud de la piel. El sol presenta efectos positivos en el organismo, sin embargo, se ha demostrado su impacto en ciertas enfermedades y se ha demostrado que es responsable de provocar una aceleración de los signos del envejecimiento. Por lo tanto, la exposición solar limitada y la protección de la piel es fundamental para mantener un aspecto más joven y saludable.
Exposición al sol son protección, un hábito peligroso
La primera vez que se sugirió que la exposición al sol provocaba daños en la piel y envejecimiento prematuro fue a finales de la década de los 60. En concreto se relacionó el efecto de la exposición a la radiación UVA y el envejecimiento de la piel, acuñando el término “fotoenvejecimiento” enfatizando la relación causa-efecto entre la exposición solar y el envejecimiento.
Diferentes estudios han demostrado, en poblaciones de diferentes etnias, que tanto los trastornos de pigmentación (manchas oscuras o manchas blancas), como la aparición de los signos del envejecimiento facial (arrugas profundas, elastosis) están fuertemente vinculados al impacto de la exposición al sol.
Cómo afectan los rayos UV
El sol emite diferentes tipos de radiaciones, entre ellas las más importantes por sus efectos biológicos son la radiación UVB y UVA. Estas dos radiaciones son capaces de estimular la síntesis de melanina en nuestra piel como mecanismo de defensa para proteger la piel. Visiblemente nuestra piel adquiere una tonalidad más intensa que denominamos bronceado. La capacidad de producir melanina no es igual para todas las personas, lo que permite diferenciar diferentes fototipos de piel. Los más claros ante una exposición solar se queman fácilmente, mientras que las pieles de fototipos más altos broncean frente a la exposición.
Cada radiación interactúa de forma diferente en la piel. La radiación UV es la radiación más energética que llega a la superficie de nuestra piel y en contraposición es la menos penetrante de todas ellas. En el caso de la radiación UVB su acción es fundamentalmente en la epidermis, sin embargo, la UVA es capaz de penetrar en capas más profundas de la piel. En ambos casos, pueden provocar daño directo sobre nuestra piel y un efecto indirecto con el incremento del estrés oxidativo (aumento de los radicales libres)
Para comprender cómo afecta los rayos ultravioleta, hemos de distinguir entre sus distintos subtipos, cada uno de los cuales tendrá un efecto en la piel:
- Rayos UVA o ultravioleta A: presentes de forma constante durante todo el día y todo el año, penetran profundamente en la dermis. Su exposición genera de forma inmediata un aumento de la pigmentación, pero a largo plazo su exposición genera lesiones y la aceleración del envejecimiento.
- Rayos UVB o ultravioleta B: fluctúan en función de la hora del día y la época del año. Estimulan la producción de melanina nueva, por lo que son los responsables del bronceado a largo plazo. Son responsables de las quemaduras y también de generar daño directo sobre el ADN.
Los daños más severos de la radiación solar son:
A corto plazo:
- Sequedad
- Relieve
- Pigmentación
- Pérdida de complexión
- Inmunosupresión
- Prurito
- Activación del virus del herpes simple
A largo plazo:
- Arrugas
- Descolgamiento o flacidez
- Envejecimiento
- Manchas
- Tono irregular
- Carcinogénesis
El exposoma: a los efectos del sol en la piel se suman otros
Para determinar el impacto del sol en la piel, debemos tener en cuenta que el sol no es un factor aislado. Además del efecto que produce la radiación solar, debemos conocer la interacción con otros factores. Una relación que se ha demostrado es la que existe entre la radiación solar y la contaminación. Es la llamada fotopolución, donde conocemos que el sol actúa como catalizador incrementando el impacto negativo de la polución sobre la piel. Además, el tabaco, el clima, el estrés, la falta de sueño y la dieta también tienen incidencia en aspecto de la piel. La palabra exposoma permite a todos estos factores que impactan durante toda la vida, sobre el organismo y en concreto sobre la piel.
Recomendaciones
El sol es fuente de vida, sin embargo, también causa estragos en la piel ya que no permite que los procesos de reparación sean capaces de eliminar el daño generado por la exposición solar. La utilización de fotoprotección todos los días del año, permite protegernos de la radiación solar, tanto UVB como UVA. Es importante recordar que aumente no nos expongamos a sol intenso la radiación ultravioleta UVA es constante durante todo el año y que sin generar quemadura también ataca nuestra piel. Además, la incorporación de antioxidantes en el cuidado cosmético es clave para reducir el impacto de la radiación solar a nivel del estrés oxidativo.