La madurez de las mujeres llega con una emocionante mochila: ¡el sexo en la menopausia! Para algunas un desafío, para otras una preocupación… Pero, para todas, un interesante reto.
Esta nueva etapa de la vida suele despertar muchas dudas entre las mujeres y también entre sus parejas. La menopausia lleva consigo cambios importantes para el organismo que se manifiestan en muchos otros aspectos del día a día. Uno de ellos el sexo. Seguro que has oído hablar de la falta de deseo de la mujer durante la menopausia. Pero ¿es esto inherente a esta nueva etapa? ¿Por qué se produce y por qué es tan común? ¿Va a ser así para siempre? Vamos a intentar encontrar respuesta para todas estas preguntas.
¿De dónde viene el deseo sexual?
Enlazando con el apartado anterior, cuando nos acercamos a los 50 años los niveles hormonales varían de manera irregular, de modo que, cuando llega la menopausia, la testosterona, los estrógenos y la progesterona se encuentran en sus valores más bajos. Esto, inevitablemente, tiene una repercusión en la falta de deseo de la mujer en la menopausia, ya que la testosterona es la que pone en marcha los sentidos y activa la libido.
Tranquila, no eres la única a la que le pasa; de una manera o de otra, todas las mujeres al llegar a cierta edad experimentan cambios en sus cuerpos, aunque es cierto que no a todas les afectan igual. Estos síntomas se manifiestan de manera distinta, pero en muchas es frecuente que la bajada de hormonas y las molestias propias de esta etapa acaben afectando a la desgana de sexo en la menopausia.
Los problemas sexuales más frecuentes durante la menopausia
Si has llegado a la menopausia, es posible que hayas experimentado alguno de estos:
- Falta de deseo sexual. Como ya hemos comentado, la bajada de hormonas provoca el descenso de la libido. Pero este no es el único problema que puede afectar a tu sexualidad en la menopausia. Los sofocos, el cansancio o los cambios de humor propios de esta nueva etapa pueden influir también en la reducción del apetito sexual.
- Sequedad vaginal. Es así, ya no lubricas como antes… Esto también es consecuencia de la menopausia. La bajada de los estrógenos aumenta la sequedad.
- Molestias a la hora de practicar sexo. La dispareunia es frecuente entre las mujeres que han llegado a la menopausia. Con los cambios hormonales van cambiando también la estructura de la vagina, que pierde parte de su elasticidad y su humedad. Esto puede producir que las relaciones sexuales se tornen dolorosas y provoquen sensación de ardor, escozor o picor.
- Dificultad para alcanzar el orgasmo. Perder tonificación en el suelo pélvico puede dar lugar a que los orgasmos sean menos intensos o incluso que tengas dificultad para llegar a ellos.
- Alteraciones psicológicas. Las alteraciones hormonales propias de la menopausia pueden provocar inestabilidad emocional, cambios de humor e irritabilidad, que no son el mejor escenario para las relaciones íntimas.
- “Esto antes no estaba aquí”. Quizás hayas notado que desde que entraste en la menopausia retienes más grasa y líquidos. La menopausia no engorda per se, pero los cambios que experimenta tu cuerpo favorecen el aumento de peso y eso puede afectar a tu autoestima y a tu predisposición al sexo.
Hay esperanza para el sexo en la menopausia
A pesar de estos impedimentos, está en tu mano que menopausia y sexualidad se conviertan en amigas.
- Reconcíliate con tu cuerpo. Solo hay una forma de vencer las trabas que la menopausia pone al sexo: conocer el proceso, escuchar tu cuerpo y entender los cambios y adaptarte a ellos.
- Conecta con tu pareja. Lo bueno de la menopausia es que llega en una etapa de tu vida en la que eres madura y consecuente contigo misma. Saca tu poder, haz las paces con tu autoestima y comunícate con tu pareja. Igual que tu cuerpo está cambiando, el suyo también lo hace. Construid entre los dos ese clima de confianza y comprensión que os permita ser francos y sinceros el uno con el otro.
- Utiliza lubricantes. La sequedad vaginal es una de las problemáticas más fáciles de solucionar, ya que tienes a tu alcance multitud de productos íntimos como cremas y lubricantes que te ayudarán con tus relaciones sexuales.
- Fortalece tu suelo pélvico. Para evitar las incómodas molestias e incluso los dolores de la zona vaginal durante el sexo, te recomendamos que practiques ejercicios que te ayuden a fortalecer los músculos de esta zona. Los ejercicios de Kegel, el yoga o el pilates son excelentes elecciones: tendrás un suelo pélvico más firme y aprenderás técnicas de control de la respiración que te vendrán genial en tus relaciones sexuales.
- Haz un pequeño esfuerzo. Aunque al principio no te apetezca mucho, pon de tu parte, intenta entrar en la sensualidad de la intimidad y verás cómo las endorfinas del sexo te ayudan a mejorar tu humor, sentirte más relajada… ¡Y tener ganas de más!